martes, octubre 01, 2013

Yukon...el precio de soñar

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Soñar, eso que todos hacemos, que todos queremos y que es tan libre como la imaginacion.

Siempre he tenido el mismo pensamiento y siempre he sido fiel a ese principio que dice que no basta con soñar, hay que ser capaz de perseguir ese sueño...y en ocasiones ese camino que se escoge para seguir ese sueño o esos sueños, es mas penoso o mas sacrificado de lo que imaginamos cuando cerramos los ojos y dejamos que nuestra imaginacion se pierda en él, verdad?
A todos nos ha pasado alguna vez.
Yo sueño con hadas, con duendes y con bosques encantados donde viven..., aunque no siempre era posible. Durante todas estas noches que he pasado en el río solo lo hacia cuando mi pensamiento se quedaba libre y la sombra amenazadora de que el siguiente día podría ser como el que estaba terminando desaparecía o cuando la necesidad de olvidarlo ganaba la batalla mental de seguir pensando en ello...y ganar esa batalla, dejar de pensar que el siguiente día podría ser como los anteriores, me quitaba el sueño y hacia que no me relajara cuando me llegaba el momento de descansar.

Todo empezó con la ilusión con la que empezamos un proyecto nuevo, algunos inconvenientes “administrativos” que ahora, una vez solucionados no me "saben" a mal recuerdo, pero que en su momento eran un suma y suma de problemas.

Llegue a Yukon con ese saco de ilusión con el que salgo de casa en cada expedición o en cada viaje, esa reserva de ilusión de la que tiro cuando las cosas no van saliendo bien y que uso para aguantar ese momento o ese día si el desanimo me invade por momentos. Son como esos ahorros de los que vas tirando si en algún momento necesitas algo extra, pero que vas rellenando con algunos ingresos para ir reponiendo ese gasto...me entendéis, verdad?
Pero, que pasa cuando pasa el tiempo y no hay o no llegan esos ingresos? Por necesidad seguimos tirando de esos ahorros y si no hay “algo” que los reponga..se agotan...inexorablemente.

 Eso es lo que me ha pasado en esta expedición. Ese saco del que hablo lo traje lleno...he ido tirando de esos ahorros de ilusión durante todos, absolutamente todos los días que he estado en el río y no ha habido un solo dia en el que hubiera un “ingreso”, algo que me hiciera rellenar el saco aunque fuese un poquito solo.
En 16 o 18 días, no he visto el sol nada mas que un dia, si, solo uno...hubiera sido un día para rellenar si no hubiera sido por el viento. Un viento fortísimo de cara que hacia que el avance fuese casi nulo, incluso a favor de la corriente. Por desgracia, todos los días restantes ha llovido de forma continua...y en ocasiones, digo ocasiones por no decir días, de modo casi torrencial.
Hablando en términos náuticos, el raft es todo obra viva, apenas se sumerge en el agua, no hay prácticamente nada que lo "agarre" al agua, con lo que el viento le afecta muchísimo. Hasta el punto, como he dicho, que incluso corriente abajo el viento lo frenaba e incluso en zonas muy calmadas me hacia retroceder...

El primer día empezó con lluvia ligera, y un viento muy suave de cara...el raft pesaba mucho por toda la comida (compre en Whitehorse comida para casi un mes) y por ese saco de ilusión que iba lleno por completo.
A ultima hora de la tarde llegue a Laberge Lake cuando el sol ya caía, el viento seguia siendo de cara..pero suave.

El día siguiente amaneció muy lluvioso y la fuerza del viento se había incrementado considerablemente. Comencé a remar muy temprano porque quería pasar el lago en dos días...casi al momento de empezar el viento comenzó a ser cada vez mas fuerte y fue creciendo su intensidad a medida que avanzaba el día.
NO puedo seguir así..., había remado durante tres horas y media y había recorrido 5km..con el consiguiente cansancio que supone esforzarse casi al máximo para ver que apenas avanzas y el golpe moral que supone ver que en el momento en que paras un minuto, a comer algo, a beber, el viento te hace retroceder casi mas rápido que lo que avanzas...
Decido no derrochar energías y esperar al día siguiente a ver si calma o cambia el viento.
No fue así, continúo remando y me ocurre exactamente lo mismo que el día anterior. Paro en la orilla del lago y un nativo que viene a verme, me dice que el viento cuando entra de norte suele durar varios días. Esa idea me da vueltas en la cabeza, no puedo perder tantos días o sacrificar tanto esfuerzo (en esas condiciones podría tardar 5 días en atravesar el lago - 60km)
Él se ofrece a cruzarme el lago en su 4x4 y así lo hago...tras dos días de remar muy agotadores, física y moralmente, era para no desperdiciar el ofrecimiento (aunque suponía un pequeño golpe moral saber que ya no recorrería completamente todo su cauce).

Los siguientes días pasaron con la misma Gloria...lluvias incesantes y vientos en ocasiones muy fuertes que me desgastaban físicamente y sobre todo me robaban la ilusión...
Hubo días consecutivos lloviendo, con lo que a pesar de llevar el Gore Tex y en ocasiones hasta la capa encima del Gore, me acababa calando...y eso suponía que al día siguiente esa misma ropa estaría mojada o en el mejor de los casos, húmeda. Tras varios días así, incluso la tienda ya esta empapada, el saco de dormir húmedo, toda, absolutamente toda mi ropa, mojada o húmeda.

Os lo explico, aunque es fácil de comprender...
Llevo dos juegos de ropa de "diario" (para remar y funcionar durante la actividad) y uno de ropa de "descanso" (para estar cómodo y a gusto dentro de la tienda cuando paro a dormir). 
El día "A" llueve durante todo el día y acabo mojado, amanece el día "B" y me pongo el segundo juego de ropa de diario y continúa lloviendo todo el día, con lo que no puedo extender el juego de ropa mojada del día anterior. Acaba el día "B" con la segunda ropa mojada también y al montar el campamento me pongo mi ropa de descanso (seca). Dentro de la tienda extiendo la ropa para que al menos escurra, aunque no se seque.
El día "C" me vuelvo a poner la ropa del día "A" que sigue mojada por no haberse podido secar y acaba el día mojada de nuevo...y así hasta que ya las temperaturas ya no llegaban a cero grados, con lo que a las siete de la mañana y temperaturas bajo cero, quién se pone ropa mojada?... acabé poniendo la ropa de "descanso". Ahora tengo toda, toda mi ropa mojada. Acaban las jornadas y me meto en la tienda con ropa mojada y me pongo ropa húmeda para dormir e intentar secarla con el calor corporal. El saco se humedece día tras día (porque no se puede extender para secarlo) y al cabo de unos días también está mojado.
Y así no se descansa...

Acabar una jornada empapado y meterte en una tienda mojada, ponerte una ropa húmeda y meterte en un saco igual de húmedo...no hacía que parar significara descanso.

En cuanto a la vida salvaje, hubo momentos muy intensos, algún momento en que la adrenalina se me disparó...y que por fortuna, se quedaron en sustos.

Una de las primeras noches, acampé en una pequeña isla (son el mejor lugar para acampar porque los osos o lobos, a pesar de ser buenos nadadores, no suelen aventurarse en las islas del río). Por la mañana al despertar, estaba haciéndome el desayuno, con el avance de la tienda abierto para que saliera el vapor del agua que hervía, cuando levanto la vista y veo a escasos 4, 5 o 6 mts de mi tienda un grizzley pinado sobre sus dos patas traseras y el morro levantado al aire olfateando. El momento pudo ser un tanto crítico, yo no tenia salida por detrás de la tienda, mi única salida era en la dirección en la que él estaba....comencé a hablar en voz alta y a mover la tienda con las manos, hice sonidos metálicos con los cubiertos y la cacerola y al cabo de unos segundos ( que me parecieron horas...) se puso nuevamente a cuatro patas y volvió caminando por la orilla por donde había venido...hubo un momento de acojone...pero fue de lo mas intenso. Impresiona una barbaridad.
Por el lado opuesto de la isla a donde yo había acampado, había un bancal de arena y piedras por el que se podía acceder a la isla caminando sin problemas. Cuando yo acampé, era muy tarde y estaba muy cansado como para investigar la isla antes de dormir, me confié.

En otra ocasión descargue mi equipo en la orilla y fui dentro del bosque en busca de un buen sitio donde acampar. Monté la tienda y lo deje todo preparado, volví al raft para atarlo y asegurarlo...y cuando estaba regresando a mi campamento veo a ese oso, parado y mirándome fijamente. El oso negro es menos impresionante que un Grizley, es mas pequeño, pero es el oso que mas ataques a humanos protagoniza, con lo que en esa ocasión me puse también un poco a la defensiva. Levante los brazos con uno de los petates que llevaba y comencé a hablar alto y a caminar hacia atrás muy despacito, dándole espacio...perdió el interés por mi y se fue. No me quede del todo tranquilo porque sabia que podría acercarse durante la noche también...

Uno de esos dias en los que remaba muy pegado a la orilla para minimizar la acción del viento, deje de remar para comer algo, y en una ocasión que miro hacia atrás me doy cuenta que la corriente y la deriva del viento me están acercando mucho a la orilla, donde había un pequeño terraplén de dos o tres metros...y en lo alto de ese terraplén había dos lobos impresionantemente grandes. Uno de ellos, con la cabeza gacha y las orejas en punta mirándome muy, pero que muy fijamente..dándome la sensación de que pretendía saltar sobre mi, ya que estábamos seguramente a menos de tres metros uno del otro. Obviamente intente salir de esa corta distancia ''YA''. Cogí el chaleco (no lo llevaba puesto, solo a mano) por si en el tiempo en que el raft se separaba de ellos, se les ocurría saltar sobre él y mi única salida sería saltar al agua, y remé fuerte hacia el centro del río para poner distancia. 
Después, según me alejaba, les veía casi en la misma posición...mirándome...

Hubo también encuentros agradables, imágenes que se quedan grabadas por siempre en la memoria. 
Lo impresionante de ese territorio, las águilas pescando...justo delante de mí, los salmones dejando su cuerpo casi fuera del agua en zonas de poco calado, los alces y osos de paseo por las orillas del río o sus laderas...luces en el bosque que lo convertían en casi mágico, las auroras boreales que se dejaron ver dos noches entre las nubes y la grandiosidad que se respira cuando la mente se queda libre para pensar por sí misma.

Pero por desgracia, todos esos momentos, no eran suficientes para reponer el gasto de esos ''ahorros'' de ilusión de los que hablaba antes.
El mal tiempo ha dominado desde el principio y unas condiciones en las que cada día suponía seguir sufriendo. Y como escribí al inicio, muchas noches me costaba conciliar el sueno cuando no paraba de oír la lluvia sobre el techo de mi tienda e imaginaba que el siguiente día pudiera ser como este que terminaba.
Cualquier momento en que la lluvia dejaba de caer, era bueno para sacar la ropa de los petates y extenderla para al menos escurrirla e intentar que secara algo...
La situación se ve muy diferente cuando escribo o leo esto, o cuando lo leáis vosotros en casa, estando calentitos y secos, pero...vestir cada mañana la ropa aun mojada porque no hay posibilidad de secarla y seguir soportando esa lluvia venteada...y después esas nevadas, que aunque iba preparado para ello, cuando la mente de uno esta minada, cuando llevas tanto tiempo sufriendo a la espera de una mejoría que no llega, las temperaturas bajo cero y las nevadas fueron la estocada. Mi saco de ''ahorros'' se vació y no encontré nada con lo que rellenarlo.



El viento en el lago me hizo tener que parar...

Colores de otoño...

Compañero de campamento...

Nubes, todos los días nubes...

Isla del "oso curioso"...(y de mi acojone)

Sin duda, mi mejor amigo esta expedición...

Intentando secar la ropa dentro de la tienda (imposible, claro)...

Aprovechar cada momento sin lluvia para secar...

Todos a Benidorm...

El encanto del territorio...

Un auténtico palacio de reyes...

Águila al acecho...

A dormir sobre piedras toca...

De charla con mi compañero de viaje (el fuego)...

Luces en la niebla, parece una novela de Agatha Chris...

Y ahora, por donde?...

Juegos de luz...

Y eso que brilla ahi?...

Tiempo de reposo...

Rutina diaria, carga y descarga...

A calentarnos un poquito...

Ninos, a cenar...

Gloria...Aleluya...

No queda mas remedio que seguir remando...

Y llegaron las nieves...

Moose (Alce)...

La huella del lobo (creo que este tomaba esteroides)...enooooorme...

Brillos de ese sol que tanto eché de menos...

Pescando...

Y las temperaturas ya no llegaban a cero...

La afluencia del White River...

Poderío Castor...

Este es el campemento del oso negro...(y de mi acojone también)...

Tranquilidad "amenazadora"...

Cargando...

Asegurando...

El espíritu...



viernes, mayo 10, 2013

Trans-Mongolia, la travesía desde la frontera rusa hasta Pekín y la pesadilla del Gobi...

Mongolia…quién (amante de la aventura, de lo exótico, de lo que se sale de lo convencional) no ha pensado alguna vez en ese país? Evoca el pasado de sus guerreros, de sus conquistas, de lo basto de su territorio…y cómo no, para alguien como yo, el desafío de conocerlo y atravesarlo.
Así que me planteé este viaje con la idea de cruzar el país desde la frontera Rusa hasta Beijing (Pekín) en bicicleta y fiel a un principio, solo.
En este recorrido de norte a sur, hay que cruzar el desierto de Gobi, un territorio que se vuelve duro, exigente y sin compasión…sobre todo si se viaja solo.

Cuando comencé la travesía en la frontera rusa, en seguida me dí cuenta de que iba a ser más exigente de lo esperado. La bici se me hundía en una tierra reblandecida por las nevadas previas y con una orografía de colinas que formaban un sube y baja que me destrozaba las “patas” al final de cada jornada. Todos los que hayáis viajado con alforjas o con “bob” sabéis como cambia la percepción de una subida con o sin peso…pues si a esto le sumamos el hundimiento de las ruedas en la tierra, podréis haceros una idea de lo que hablo.
Todo se centraba hasta el segundo día en una cuestión física, la cabeza funcionaba bien. Las condiciones no eran muy buenas, ni del terreno ni de la climatología pero se podía soportar. Un viento fuerte y constante del norte me “ayudaba” en el avance, pero me helaba cuando paraba.
Esa noche el fuerte viento arreció, comenzó a soplar cada vez más fuerte. Yo no había llevado piquetas para la tienda, con la idea de utilizar piedras, la bici, el bob, etc..para fijarla, pero no había piedras ni nada que poder usar para fijarla, solo la bici por un lado y el bob por el otro. A la una de la mañana el viento (con ráfagas de hasta 105 km/h, medidas con mi anemómetro) rompió la tienda, al momento me quedé “envuelto” dentro de la tienda con sus paños, salí del saco, me calcé y salí al exterior para valorar y solucionar la situación. Con las ráfagas, la tienda flameaba muchísimo y sin saber cómo, por dónde, mi chaqueta de plumas salió volando…y la perdí. No fui capaz de encontrarla, porque en el momento en que la ví volar, estaba sujetando la tienda. Si en ese momento suelto la tienda para coger la chaqueta, podía haber ocurrido cualquier cosa. Bueno, solucioné la avería y me quedé sin chaqueta de abrigo.
El resto del viaje, con temperaturas que llegaron a -16º lo tuve que solucionar a base de ponerme todas las capas de ropa que tenía (y os aseguro que no eran suficientes…). Por las tardes no podía alargar mucho las jornadas porque en cuanto el sol bajaba hacia el horizonte, la temperatura caía muchísimo. Con lo que tenía que parar, montar la tienda (o encontrar nómadas) y meterme en el saco.
A medida que pasaban las jornadas, más me atacaba la soledad durante las noches, sobre todo esas primeras noches en las que no puedes dormir bien por el efecto del jet lag y por el temor de que el día siguiente sea como el que acabas de pasar.
En ocasiones la soledad te acompaña y te ayuda a entrar en “armonía” con lo que estás haciendo, con el territorio en el que estás, pero en otras ocasiones, esa misma soledad te ataca sin compasión y te hace sentir “idiota” por meterte en bacalaos de ese tipo…con la llegada del sol, todo se “calma” un poquito, pero mientras llega parece que se paren las horas durante la noche.
Se dice que las alegrías compartidas son el doble de alegría y las penas son la mitad de penas, pues cuando viajas solo y sobre todo en condiciones de este tipo, es al contrario..las penas son el doble de penas y las alegrías son la mitad de alegres.
Esto hizo que “sufriera” un poquito más las tardes y las alargara un poco con la esperanza de encontrar algún grupo de pastores nómadas y sus YURTAS (casa típica de Mongolia) calentitas y con la compañía de gente con la que poder descargar esas penas y esa soledad.
Los mongoles, sabedores de las condiciones y del rigor de su tierra, son muy hospitalarios…pero esto choca de frente con su tremenda frialdad (al menos con un desconocido que no habla su lengua). Una vez dentro, era complicada esa “convivencia”, porque ellos obviamente no hablaban inglés y porque no hacían por interactuar conmigo. Se limitaban a mirarme con curiosidad y a sonreir 2” por cada hora…pero aún así, agradecía esa compañía.
Por suerte, las encontraba.

Estaba deseando llegar a Ulaanbaatar para descansar un poquito y por ser un punto medio en el que el terreno comienza a cambiar, se vuelve más llano y se calienta mucho el ambiente.
Descansé, un día y comencé el recorrido hacia el sur. El terreno completamente diferente. Si, más llano…pero con la proximidad del desierto se vuelve más arenoso, polvoriento, sucio, monótono, rocoso en ocasiones, en definitiva…para mi desgracia (aunque de esperar..) más duro aún.
Recuerdo que durante las primeras jornadas en el norte pensaba que aquello era una pesadilla, bueno, la cuestión es que luego me ví deseando volver a esa pesadilla.
En ocasiones las ruedas se me clavaban en la arena o en tierra suelta, de modo que hacía imposible pedalear, o que aún pudiendo, el esfuerzo que suponía era desproporcionado con el avance que se lograba. Con lo que no había opción y tocaba empujar. Una tortura.
El sol también atacaba de “frente” durante el día…me llegó a quemar la piel al haber perdido la crema al caerme durante el “ataque” de un camello…si, si…el ataque de un camello.
Me paré delante de un par de camellos (distantes) para fotografiarlos…de repente uno empezó a correr hacia mí a paso cochinero, no amenazante, hasta que se paró a unos metros de mi. Yo pensé, Joder!! Que güay, así le puedo hacer una foto más de cerca, y de repente hizo una carga rápida, comencé a pedalear, vino por detrás y pisó o golpeó el bob (no lo ví exactamente) y eso hizo que yo cayera por un pequeño terraplén rocoso.
Fue una caída un poquito aparatosa, rompí 2 radios de la rueda delantera y algún golpe con las piedras, pero ahí se quedó el asunto.

Por suerte para mí, incluso en este territorio tan inhóspito encontraba nómadas con sus deseadas Yurtas. Eran como encontrar un oasis..se me alegraba el alma cuando en la distancia veía algún resquicio humano que rompía la monotonía del terreno y me hacía imaginar que pasaría una noche “tranquila”.

A pocas jornadas de llegar a la frontera, cansado de tanto desierto y de tanta soledad, decidí hacer una travesía hacia el este para encontrar la carretera que une la capital de Mongolia con la frontera china. Sabía que no era una carretera asfaltada, pero me imaginaba algo más acondicionado, más uniforme…,”menuda imaginación la mía”, después de 16 horas para recorrer 67 tortuosos kms, me encuentro con una “carretera” que me bajó la moral hasta por debajo de la suela de mis botas (vereis la foto).

Por fín llego a la frontera china, he sufrido mucho, muchísimo más de lo que hubiera deseado y de lo que habia esperado, pero por fín acabó esa pesadilla.
La entrada a China fue otro cuento, de la tremenda austeridad que se ve en Mongolia, se pasa en unos metros a la ostentación y a la opulencia chinas. Un cambio bestial…chocante cuando has estado tantos días respirando aquel ambiente.

La idea al comienzo de mi viaje, era viajar hasta Pekín haciendo algo de turismo durante el trayecto, pero..tenía tantas, tantas, tantas ganas de llegar a Pekín, que ese planning cambió y me limité a pedalear y pedalear sin pensar en nada más. Llegué a recorrer 474 kms en dos días, mi bicicleta volaba con la idea de que rodaba sobre asfalto. Solo con la idea de llegar cuanto antes…

Tuve que hacer un par de paradas obligadas…el monasterio colgante de Xuan Kong Si en Hunyuan y las grutas y los Budas gigantes de Yungang, cerca de Datong.

Por fín llegué a Beijing, la pesadilla acabó…solo me quedaba disfrutar de lo que en Beijing me esperaba y descansar.

Esto es brevemente, de un modo muuuuuuy resumido el viaje. No me he recreado en los momentos malos, porque entre otras cosas solo hubo uno…que empezó con la primera pedalada y terminó con la última hasta que salí de Mongolia. Una experiencia vital, que la recordaré de por vida…pero que me ha hecho sufrir más de lo que hubiera deseado.

En definitiva, saco en claro la capacidad que podemos encontrar en nuestro interior para vencer situaciones, para sobreponernos a las adversidades y sobre todo para no perder la ilusión y/o la esperanza de que todo puede (o tiene) que cambiar a mejor.
Si no fuese así, la gente como nosotros…estaríamos perdidos ahí afuera, verdad?
Suerte a todos en todas vuestras escapadas..sean donde sean, exijan lo que exijan.
Un abrazo…
One life, live it.

Aeropuerto de Ulaanbaatar...

Norte ondulado...

Pastores nómadas...

El preludio de mi noche penosa...

Sonrisas que chocan con la "tristeza" del territorio...

Avería (radio roto) en mitad de la nada...

...una aldea "agradecida", para llenar agua..

Atardeceres y luces espectaculares en el desierto...

                           
...mis "tesoros"...Yurtas calenticas...

Gurchas...(o algo parecido)

Té con leche y mantequilla...

Interior de una Yurta...

Aparatosa caída...(dos radios rotos)

Cabrón...

No hay abrigo...frío, mucho frío...

La auténtica salvación para la vida en este paraje...

Penuria...

"Carretera" principal que une la capital con China...

Traje típico (cotidiano) de mujer...

Acompañamiento típico de los nómadas (me gustaría poner el nombre, pero me lo comentaron y me resulta imposible de transcribir)

Compañía...tan de agradecer..

Yurta salvadora...

Arena...tierra...rocas, arena, tierra, rocas, arena...un suplicio para la bici...

Frontera china de Er Enhot...

Aldea china...

No tengo ni idea de lo que pone...pero me dió por ahí...

474 kms en dos días...deseando llegar a Pekín...

Mural en la carretera...

Monasterio colgante de Xuan Kong Si...

En la Gran Muralla, que por cierto parecía más grande... :)

Mural de los dragones del Templo de Shuri Kannondo...

Grutas y Budas de Yungang...eXpectaculares...

Templo de Yungang...

Contrastes en Datong...

Beijing, la entrada a la ciudad prohibida...

Farolillos de un restaurante chino...o restaurante como ellos dicen...

mas farolillos de restaurante "a secas"...

Panorámica de la ciudad prohibida...

Templo del carbón desde la ciudad prohibida...

Mercadillo en Beijing...